Sobre la malvinización, concientizando a la sociedad a futuro y en paz, ya nos referimos acá: “Malvinas Argentinas”, convencidos de que no debe ser tan solo una consigna de ocasión, un tema de moda evanescente, ni un Trending Topic de 2 de abril en Twitter.
Con esta idea, el lunes subiremos el Programa de “Chako Crispado” que salió anoche por “Las voces del Muro”. Los 150 minutos de aire con el amigo saenzpeñense José Luis Pascotto -excombatiente del BIM 5 de Río Grande que estuvo en el último anillo de defensa de Puerto Argentino con una de las Secciones de Morteros de 81 mm- dieron un enfoque más que válido para considerar y debatir, no solamente apuntando al conocimiento de las acciones bélicas -y de las otras- tres décadas atrás, sino fundamentalmente a la inserción de Malvinas en la agenda social de los argentinos y las argentinas y en la agenda geopolítica de Latinoamérica toda, tal se viene avanzando hace un tiempo y acentuando desde... sí, casualmente, desde la profundización establecida post conflicto con las patronales ruralistas y las corporaciones mediáticas.
Resulta innegable -para propios y extraños- que el frustrado intento desestabilizador y golpista de 2008 ofició como bisagra del modelo y fue un hito en la historia nacional reciente, por lo que -en rigor de verdad- el campo nacional y popular debería estar agradecido a la única acción opositora de este lustro, aunque destructiva, la única que los sacó de la parálisis obstruccionista al fin y al cabo. Y así les fue… Tal vez por eso mismo desde el inepto neoliberalismo macrista, el socialismo sojero binnerista, el ortodoxo pejotismo noventista, el declamativo republicanismo radical y hasta el anarcotrotskismo agrario funcional, se llamaron a invisibilizarse camuflados entre sí, orquestando una persistente metralla propagandística atacando lo que sea sin proponer nada ni exhibir sus intereses mayormente espurios.
Sobre la peronización, considerada de necesaria aplicación en los paradigmas culturales y sobre el perfil de la gestión, también se reiteran acá conceptos permanentemente, apoyando cada una de las medidas tomadas en ese sentido por el gobierno nacional y el provincial, como también planteando dudas y objeciones al percibirse posibles rumbos distanciados del espíritu peronista. Del combo espiritual peronista, valga decirse.
En esta coyuntura y aunque la opereta Vandenbroele no contraiga la crisis que se fomenta desde el Grupo “Clarín” y la “Boldt”, sabiendo que es de manual que el PJ se reorganice y se fortalezca ante la amenaza erigiéndose como escudo de protección al ataque orquestado por la oligarquía parásita tal como lo marcara claramente nuestro conductor Néstor Carlos Kirchner Ostoic en 2008, desde acá vemos con agrado que se cumplan con las reuniones ordinarias establecidas para los órganos partidarios de conducción, deliberación y regulación.
A futuro, también resulta prácticamente indudable que puede parafrasearse adaptada la máxima del General: “Dentro del peronismo, todo. Por fuera del peronismo, nada.” Es que afuera no hay nada. Cero, hueco, cáscara, un absoluto vacío de contenidos nacionales. Basta mirar a los grupetes de la oposición despropositada sin ideas y sin doctrina, rotos y a la vez doblados para poder meterse en el globo del discurso único utilitario a los intereses del antipueblo y a la extranjerización dominante que se retroalimentan microtribalmente. Y muchas veces acaban canibalizándose, materializando organismos de deglución blanqueados mediante sellos de goma que, si no engullen a los de abajo, trituran a los de al lado e indefectiblemente echan las culpas y las responsabilidades hacia afuera sin hacerse cargo siquiera de lo que les corresponde.
Peronismo: “Lejos de ti no hay nada más…”
Es sabido que el Consejo Nacional del Partido Justicialista resultó normalizado para contrarrestar el lockout agrogarca luego de tres años de intervención judicial, como es conocida la grandeza de Néstor Kirchner al renunciar a la presidencia del órgano peronista tras la leve y efímera derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires, vendida en los medios como catástrofe en junio del 2009 y, ya desde antes, anunciando el fin del kirchnerismo, el postkirchnerismo y demás expresiones de deseos que resultaron conjuradas a fuerza de convicciones, trabajo y acuerdos. Acuerdos que muchas veces fueron denostados desde cierto progresismo transversal aliado al “Frente para la Victoria”, que de Real Politik aparenta no conocer demasiado. La clásica teoría sociopolítica de laboratorio, muy culturosa e intelectualizada pero con las suelas que todavía muestran las calcomanías sin despegar. Néstor Kirchner fue un indiscutido líder del Movimiento Nacional y un soldado en cada acción. Es decir, un conductor de la manera más inteligente, audaz y acertada: como militante permanente en contacto con el pueblo. Con las mayorías nacionales. Un ejemplo a seguir por los aprendices y medias cucharas de la construcción política.
Asimismo, es innegable que durante el fallido dominio legislativo de la máquina de impedir encaramada en el extinto Grupo “A” que trababa Presupuestos y rechazaba el pago de deudas con reservas del BCRA -no obstante, aumentadas período tras período, cumpliendo compromisos externos y logrando importantes quitas-, se produjo la reasunción de Néstor Carlos Kirchner Ostoic el 10 de marzo del 2010 en el Consejo Nacional Justicialista reunido acá, en el Chaco gobernado por Jorge Capitanich, luego del “Operativo Clamor” según lo llamaron peyorativamente los desapasionados profesionales de la política. No es pertinente dudar que tuvo por objetivo el refuerzo de los apoyos en la mayor organización popular de la América Latina, llegando a convocar a la reintegración de los “peronistas díscolos” con vistas a las elecciones generales del año siguiente. A todo esto, parece que los peronistas estamos predestinados a resistir, aguantar los trapos y a clamar, siempre clamar... Y, acaso, ¿olvidaste dónde surgió otro “Operativo Clamor” para que Cristina Fernández aceptara ir por la reelección? Te lo recuerdo: del Consejo Nacional del Partido Justicialista reunido en La Plata el 19 de mayo pasado. En la casa de Scioli, sí.
Sin embargo, aún abundan los sofistas y las sofistas de la división teorizada entre peronismo y kirchnerismo: los dogmáticos y las dogmáticas que paradojalmente acusan de dogmatismo. Precisamente, con semejante ritmo puesto en la búsqueda de consensos resistiendo a las presiones -internas, transversales y externas- a Néstor Kirchner se le fue la vida. Que no haya sido en vano, dependerá del valor dado a la impronta legada advirtiendo las eventuales consecuencias de nuestras acciones individuales y sectoriales. Que todo puede mejorarse es una verdad de Perogrullo, pero que todo lo que hagamos también puede traer consecuencias nefastas para el movimiento y el país, no deja lugar a dudas. Hoy queda bastante claro quienes aprendieron principios y metodologías y cuales son los referentes que siguen mirando las pelusas de sus ombligos.
Al respecto de los vaivenes de ciertos presuntos formadores de opinión al compás de sus intenciones, el joven filósofo fortinero Dante Palma ayer publicó una reseña de los aconteceres de los últimos cuarenta años, con una serie de reflexiones vigentes que impulsan el debate desde la “Revista Veintitrés”: “Desperonizar a Cristina”.
Desde acá recalcamos el evidente oxímoron del “Peronismo puro”, en tanto nació como expresión del Gran Movimiento Nacional y Popular. Aún con vicios y contramarchas, el persistente objetivo del Peronismo fue y es orientar su conducción. Ya sea desde la gesta del “Aluvión zoológico” el 17 de octubre del ’45; el “Pacto de Caracas” entre Juan Perón, Arturo Frondizi, John William Cooke y Rogelio Frigerio en el ’57, como asimismo “La hora de los Pueblos” -también desde el exilio- en España, por 1968. O durante el “Luche y Vuelve” cristalizado en el FreJuLi del ’73, con Cámpora-Solano Lima en alianza con amplios sectores del campo nacional, desde el Frente de Izquierda Popular del colorado Abelardo Ramos hasta el Movimiento de Integración y Desarrollo de Frondizi, no así la intransigencia del bisonte Oscar Alende que sí se sumó luego a la fórmula Perón-Perón, la cual había incluido la dos veces rechazada invitación del viejo líder a que el radical (autodenominado del pueblo) Ricardo Balbín compartiera el binomio presidencial. El posterior retorno a la democracia encontró al peronismo ochentista retraído en sus propias contradicciones, recurriendo a las prácticas más anquilosadas y a las propuestas más inoportunas para la circunstancia. El espíritu movimientista volvió a degenerar en bastardos acuerdos neoliberales, en beneficio de las minorías privilegiadas que ensancharon brechas socioculturales y acentuaron la desindustrialización nacional, en 1989.
Y, si querés con peronómetro o progresímetro en mano -total no tiene demasiado sentido medir porque no hay parámetros universales, dado que existen tantas escalas como peritos se involucren en la mensura- te invito a recordar denominaciones partidarias, referentes y consecuencias en: “1947 - Partido Peronista - 2011”.
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