"Conquista" del #Chaco: 1585-1925

   
Como la mayoría de la bibliografía y los medios de comunicación repiten la Historia según Bartolomé Mitre,
intentaré ensayar una crónica sintética de los cuatro siglos que llevó dominar el Chaco a los colonizadores
hispanos, anglofranceses, italianos y criollos bajo el signo de la cruz, la espada, el mauser y el winchester.



“...Pero un día, del averno emergieron las bestias blancas...
De los barcos surgieron los demonios pálidos escupiendo fuego y muerte.
Los días se poblaron de engaños, mentiras, masacres, atropellos y aniquilación...”
Lecko Zamora, pueblo Wichí



El Chaco, distante del lugar de los primeros arribos de Colón y de las conquistas de Cortés y Pizarro, recién entra en contacto con los europeos hacia fines del siglo XVI.  El proceso de ocupación  de la región tuvo  tres etapas:
  • Siglos XVI, XVII, XVIII y principios del XIX
  • Desde la Revolución de Mayo de 1810 hasta 1870
  • Desde 1870 hasta la Década Infame


1- 1541 a 1810

En el año 1541, El Gobernador de Asunción, Domingo de Irala, mandó a despoblar Buenos Aires. Se reorganizaron las expediciones en la región para conquistar el territorio que actualmente es Argentina, incursionando desde tres direcciones distintas conocidas con el nombre de corrientes colonizadorasla corriente de Asunción, la corriente del Alto Perú y la corriente de Chile.
El objetivo no era sólo conquistar, sino también comenzar a ocupar el territorio fundando ciudades que permitieran asegurar las comunicaciones de todo el territorio invadido/conquistado.
La corriente de Asunción -ciudad conocida como “madre de ciudades”- organiza dos nuevas expediciones conquistadoras:
  • Una que desciende por el Paraná al mando de Juan de Garay, quién fundó Santa Fe de la Vera Cruz en el año 1573 y, por segunda vez, Santa María de los Buenos Aires, en el año 1580.
  • Otra expedición a cargo de Alonso de Vera y Aragón, quien luego de cruzar el río Bermejo, fundó el 14 de abril de 1585 a Concepción de Nuestra Señora del Bermejo o Concepción del Bermejo, por estar asentada a orillas de ese río.
Concepción del Bermejo se constituyó en la primera ciudad del Chaco y terminó siendo abandonada entre los años 1631 y 1632. Los pobladores abandonaron la ciudad rumbo a Corrientes que había sido fundada también por Alonso de Vera y Aragón en el año 1588. “La caída se produjo, al parecer, como resultado de una equivocada política con los indios comarcanos, a la que se agregó la imposibilidad de sobrevivir al aislamiento, cuando la crisis de la provincia se hizo sentir con mayor gravedad…” (Morresi en Silva, M. 1997:78). Los pueblos originarios pertenecían a distintas parcialidades de las familias Guaycurú, Mataco-mataguaya, y otras. Los aborígenes no reducidos que habitaban la comarca ascendían a unos 20.000 según los cálculos del propio fundador. 

Entre los años 1749 y 1750, nuevamente se intentó colonizar la región por medio de la obra misional, estableciendo reducciones. Es así como los Jesuitas fundan la Reducción Purísima Concepción sobre el Río Salado y la Reducción San Fernando del Río Negro (también conocida como San Francisco Regis) frente a la ciudad de Corrientes (la actual Resistencia). “San Fernando del Río Negro significó paz para la ciudad de Corrientes y para los viajeros que realizaban el camino hacia Santa Fe, con carretas. Pero ello no evitó que la reducción sobrellevase una existencia azarosa y llena de obstáculos.” (Czombos,J. 2004). Esta y todas las reducciones y misiones terminan siendo abandonadas por los Jesuitas en el año 1767 cuando son expulsados de América. 

El gobernador de Tucumán, Jerónimo Matorras, tenía proyectado un plan para conquistar el Chaco valiéndose de la implementación de reducciones para los pueblos originarios y lograr así establecer una sólida comunicación entre Tucumán, Corrientes y Asunción. La expedición de Matorras se concretó en 1774, acompañado por un grupo importante de soldados, sacerdotes e  indígenas mansos o amigos,  como el cacique Colompotop, que se desempeñó como intérprete y mediador. El 29 de junio de 1774, Matorras acompañado de sus oficiales, y los caciques mocovíes: Paykín, Lachirikía y Quetaydí y los tobas: Miykirí y Quetaydí firman un tratado de paz; así se reconoce al cacique Paykín, en nombre del rey de España, Primer Caporal del Gran Chaco Gualamba. Este tratado de paz se constituye en un hecho que posibilitará la posterior conquista del Gran Chaco. “Matorras mandó grabar en un árbol la inscripción: Año 1774 – Paces entre el Señor Don Jerónimo Matorras, Gobernador del Tucumán, y Paykín" (Altamirano y Otros, 1987: 63-65). Pero el tratado no se cumple en todos sus puntos ya que Matorras muere en 1775 y Paykín un año después.
Francisco Gabino -quien fuera segundo jefe en la expedición de Matorras- emprendió en 1780, una nueva expedición al Chaco, y fundó las reducciones acordadas en el pacto: Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de La Cangayé, en el mismo sitio en donde se firmara la paz en 1774 con el pueblo moqoít, y otra, ubicada quince leguas al Noreste, integrada por tobas, llamada San Bernardo de Vértiz. Estas dos reducciones subsistieron unos doce años debido a la dedicación del Padre Lorenzo Suárez de Cantillana, quien se vio obligado a dejar el lugar en 1791, por órdenes de sus superiores, para acceder a otro cargo. Los nuevos responsables de las reducciones decidieron su traslado a las costas del Río Paraguay, frente a Curupaití.

Si bien se originaron varios proyectos oficiales -desde el virreinato- "y particulares" para concretar la colonización en el Chaco, ninguno de ellos llegó a concretarse.


2- 1810 a 1870

La Revolución de Mayo abrió para el territorio del Río de la Plata una etapa de profundas agitaciones y cambios políticos. Las juntas de gobierno priorizaron la defensa del territorio y lucha por la independencia de la corona española, por lo que las reducciones y fortines que se encontraban en las fronteras fueron prácticamente abandonados, lo que llevó a prolongar así la “Conquista del Chaco”, posibilitando que el territorio continúe en manos de los pueblos originarios.  
Los indígenas de la región participaron de la lucha por la independencia formando escuadrones especiales junto a Belgrano y Artigas.

Durante la presidencia de Bartolomé Mitre, en 1862 se declara por Ley Nº 28 la jurisdicción sobre los territorios fuera de los límites de las provincias. El Estado Nacional comienza a interesarse por las riquezas naturales de la zona de la Patagonia y del Gran Chaco, lo que demuestra las intenciones de hacer efectivo el dominio de estas tierras.
En 1865, Fray Antonio Rossi -sacerdote franciscano- funda una reducción de Vilelas denominada San Buenaventura del Monte Alto (a un kilómetro y medio de la actual Plaza Central de Resistencia). Esta misión es una acción llevada adelante por pedido del Gobernador de Corrientes para apaciguar las costas del Paraná -con fines de explotación y comercio- y establecer a partir de esta, un camino entre Corrientes y la Provincia de Salta. Éste ve frustrado su proyecto cuando se desata la Guerra de la Triple Alianza que obliga a los misioneros a abandonar el paraje. Otro luctuoso suceso de la historia latinoamericana impulsado por intereses imperialistas británicos, con el cívico Mitre junto al Uruguay y Brasil, diezmando al hermano pueblo paraguayo.
Esta guerra de la Triple Infamia produjo que el Estado Nacional pusiera mayor atención en la región. Una pausa que impulsó el genocidio.


3- 1870 a 1930

Hacía 1869 la población de la Argentina, ascendía a 1.800.000 habitantes, sin datos estadísticos de los territorios del Chaco y de la Patagonia, porque no se tenía acceso a ellos y a ambos se los catalogaba como “desierto” aunque estuvieran ocupados por pueblos originarios. La incorporación de la Patagonia como territorio del Estado Nacional fue seguida de las  violentas expediciones al mando de Julio Argentino Roca.

En el caso del Chaco, territorio que fue llamado “el Impenetrable” -en referencia a la densidad de la vegetación de su monte- también era conocido como el "desierto del norte", o “desierto verde”.

“....el punto de partida era asumir la existencia de un área no civilizada, pero que no estaba vacía. Resultaba necesario, pues, vaciarla:
para ello se instaló una imagen territorial -el desierto- que recordaba un vacío (de la civilización) y ello habilitaba,
retóricamente, otras acciones en nombre de las cuales se sometió y aniquiló a una gran cantidad de minorías étnicas.
Es decir, se vació al Chaco material y simbólicamente.” (LOIS, C. 1999)

En 1870 comenzaron nuevos intentos de ocupación, ya más coordinados, buscando el camino de Oeste a Este que pudiera unir Salta con Corrientes. De estas expediciones estuvo a cargo Napoleón Uriburu, y presentaron problemas entre las autoridades nacionales y las locales por motivos presupuestarios. En ese mismo año, el Presidente Domingo F. Sarmiento, designó al Teniente Manuel Obligado como Comandante en Jefe de la Frontera Norte.

En 1872 por Ley Nº 576 se efectiviza el primer gobierno del Territorio del Chaco, con capital en Villa Constitución, frente a Asunción, hasta que un "arbitraje de los Estados Unidos" resolvió que las tierras al norte del Río Pilcomayo correspondían al Paraguay. La capital fue trasladada a la Isla del Cerrito y luego a Formosa.  En 1874 se creó la Jefatura Política del Chaco.


En 1878 llegaron inmigrantes italianos al antiguo puerto de la Reducción San Fernando, dando origen a lo que hoy es la ciudad de Resistencia, favorecidos por la Ley de Inmigración y Colonización del Presidente Nicolás Avellaneda. Su ministro de Guerra, Julio A. Roca proyectó conquistar la Patagonia, pero no ya como lo había intentado su predecesor Alsina quien con el Cerco fue un niño de pecho, sino proponiendo una guerra ofensiva y de aniquilamiento y desplazamiento de los pueblos originarios del mal llamado “desierto”, cristalizada a sangre, fuego y prebenda de tierras, en las genocidas campañas militares de los años 1878-79.

La "Historia Oficial" relata que el nombre "Resistencia" tuvo carácter épico (sic) -como la contemporánea Reconquista en Santa Fe- por la defensa que hicieron unas setenta familias friulanas y correntinas en lo que ni siquiera era un fortín -sino la residencia oficial del Interventor coronel José María Ávalos- ante los intentos de recuperación del dominio de sus tierras por parte de los aborígenes durante tres días (sic), hasta la llegada del Ejército desde San Juan de Vera de las Siete Corrientes que concluyó la masacre y retirada de los pueblos naturales.
Teoría que se descarta recurriendo a las correspondencias oficiales de 1875 en adelante, donde ya se llamaba así a la zona del pretencioso fortín (sic) de San Buenaventura en alusión a la rebeldía y astucia de los qompi para no ceder al invasor blanco, como puede verse en la obra de Seferino Geraldi y de Marcos Altamirano, entre otros historiadores. Habrá quienes descrean de estos autores porque suele pensarse que al nombre se lo puso el colonizador evitando trasuntar la masacre llevada a cabo, pero otras localidades del Chaco han descripto los sucesos al ser referenciadas, tal India Muerta -entre San Bernardo, Charata y Las Breñas- o la Colonia La Matanza -próxima a Quitilipi, Sáenz Peña y Tres Isletas- y tantas más.

Todo depende del cristal a través del cual se mire. Y del color de los espejitos que se compren o se truequen...


A veces por el uso de tácticas de cerco que impedían aprovisionarse a los colonizadores. Unas, por la guerra de montoneras que aplicaban valiéndose del conocimiento del hábitat. Otras veces por la fortuna que derivaba la conquista hacia otros lugares y la guerra por distintas causas. Como fuese, la cuestión básica es que, a pesar de las Malinches y los Colompotopes, el dominio blanco recién se concretaría al cerrar el primer cuarto del siglo pasado:

El 26 de julio de 1890, la reciente Unión Cívica liderada -entre otros- por Leandro Alem y el mismísimo Bartolomé Mitre, gestaba la Revolución del Parque opuesta al régimen de  Juárez Celman, cuñado y sucesor presidencial de Roca. Cívicos que durarían un año para la primera diáspora -de una serie interminable- en radicales y nacionales.
  • En 1921durante la presidencia del repúblico radical Hipólito Yrigoyen, la Liga Patriótica Nacional reclutada por poderosos terratenientes extranjeros y de la "clase patricia criolla", junto a la clandestina fuerza rural-parapolicial denominada "Cardenales" y el Regimiento XII de Infantería con asiento en Rosario, concretaron la terrible represión, torturas y asesinato de centenares de trabajadores de "La Forestal", aniquilando anarquistas gringos y obreros guaraníes, tobas y mocovíes.
“La Forestal es una historia del avasallamiento de la dignidad humana, cuyos resultados pueden medirse en que, en algunas de sus
poblaciones, el 80% de los fallecidos no llegaba a la edad de treinta y cinco años, careciendo de real atención médica...” (Goris, 1999)

  • Asimismo, ya entre 19191920, las prácticas de explotación inescrupulosa en el Ingenio "Las Palmas del Chaco Austral" -acentuadas una vez muertos los Hardy pioneros- había generado huelgas obreras que obtuvieron mejoras salariales y jornadas de 8 hs. diarias, contando entre los activistas a Josep Broz Tito, el revolucionario partisano luego Mariscal de la República de Yugoslavia.
En 1921, Yrigoyen se encargaría de continuar la Semana Trágica y los fusilamientos de la Patagonia, cuando los reclamos tuvieron a las Fuerzas de Seguridad de la Nación -con el Regimiento IX de Infantería afincado en Corrientes- y del Territorio -mediante la Liga Patriótica Nacional que ya operaba en "La Forestal"- junto a los empresarios y al Poder Político representado por el Gobernador Enrique Cáceres. El saldo resultó de decenas de muertos y la posterior quema de cadáveres y heridos en los hornos del ingenio, como precaución ante el inminente arribo de delegados del Ministerio del Interior.

  • Hacia mediados de 1924, con el demócrata radical Marcelo Torcuato de Alvear en la presidencia, la Policía de Gendarmería del Territorio Nacional del Chaco bajo el gobierno de Fernando Centeno -otro santafesino- fusiló a cuatrocientos aborígenes pilagás, abipones, tobas y mocovíes desarmados, sin diferenciar niños ni ancianos, hombres ni mujeres, además de decenas de campesinos blancos que se habían plegado a la huelga por la explotación a que eran sometidos en la Reducción de Napalpí, volviendo a exhibir cruel saña extirpando orejas y genitales como suvenires.
Napalpí, nombre que habían dado los pueblos originarios al cercano lugar sagrado para rituales y cementerio donde paradójicamente fueron masacrados, en el corazón sangrante de la actual provincia del Chaco.



En definitiva, cada quien es dueño de creer la historia que le parezca y sostener el relato que le resulte conveniente.
Pero han de saber que hay otra historia, la verdadera historia. A la oficial, déjenla para que la cuenten en el Friuli...



Y la verdadera historia se cobró millares de muertes. Al menos, habría que guardar algo de respeto por los pueblos
naturales dueños de las tierras que -oh, detalle- la descubrieron 40.000 años antes que Colón, Vespucio, Pizarro, Cortés...



Fuentes: 

"Centro de Documentación e Información Educativa" - Subsecretaría de Educación
del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Provincia del Chaco.
"Por la huellas del ñandú" - Colección Octubre 1492
Transmisión oral de cultura vernácula y otras inéditas.
  
  
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