Bien sostuvo Paulo Freire en "Educación liberadora" que "la educación es un acto político" independientemente de que el educador
sea consciente de ello. Asimismo agregó, en "Entrevistas" con P. y H. Fiori, que "toda neutralidad afirmada es una opción escondida".
En la Provincia de Buenos Aires aún no se ha iniciado el Ciclo Lectivo. En Chubut se abrió el Año Escolar pero tampoco hubo clases hasta hoy.
Otras provincias, como Mendoza, Entre Ríos, La Rioja y Neuquén, redondean la mitad de los días con Paro Docente y permanecen en conflicto.
Entonces, los seis distritos más afectados por las medidas de fuerza tienen gobiernos adheridos al "Frente para la Victoria", lo que si bien
indica un punto en común no significa demasiado pues 18 de 24 provincias responden -en mayor o menor medida- al oficialismo nacional.
Sin ahondar detalles, hay tres cuestiones que entendemos pueden generalizarse. Una, que el leit motiv del Paro se agota en lo meramente salarial.
Dos, que los reclamos de aumentos pueden parecer justos en la mayoría de los casos. Y tres, que de cualquier modo esmerila al gobierno nacional.
¿Por qué el leit motiv se agota en lo salarial? Porque la historia se repite año tras año y, una vez concertados los aumentos, la docencia
no protesta por mejoras curriculares ni metodológicas sino que, al contrario, suele resistirse a los cambios y la capacitación permanente.
En ciertos casos se valora la importancia dada al sistema educativo a partir de Néstor Kirchner mediante paritarias obligatorias, casi 2.000
establecimientos educacionales construidos y refaccionados en el territorio nacional, programas especiales de asistencia económica y de
entrega de soportes pedagógicos a alumnos/as, titularización, entre otras medidas de reparación y equidad aunque se las soslaya cuando
se demandan incrementos salariales prácticamente imposibles de pagarse. O posibles reduciendo montos destinados al desarrollo social.
¿Por qué los reclamos salariales se aprecian justos? Porque como insinuó la Secretaria General de la CTERA, los/as docentes conocimos de
recomposiciones salariales comparativamente elevadas y de innúmeras obras escolares sin precedentes. Y es fácil acostumbrarse a lo bueno.
La paradoja es clara. No vaya a ser que por acostumbrarte al buen servicio termines en gayola creyendo que otro bar y restaurante te lo brindará.
Además, convengamos que las medidas de fuerza sin asistencia a las escuelas logran que cada vez sea mayor el desprestigio social de profesores
y maestros/as -como la inquina generada en los padres de millones de alumnos de instituciones de gestión estatal- al tiempo que las matrículas
de los establecimientos públicos de gestión privada aumentan año tras año aunque a su personal también le paguemos con nuestros impuestos.
Maldonado y Baradel, entre varios, justamente resisten la bonificación por Presentismo...
Y sí. Patético, pero una de las excusas -o argumentaciones- de los gremios
para oponerse es asegurar que premios y bonificaciones son neoliberales...
¿Por qué el Paro esmerila al gobierno nacional? Porque el ciudadano de a pie con la ciudadana en 4x4 se nutren de unitarismo demonizador.
Vinculado a lo anterior: Una vez que cerraron acuerdo salarial en la Ciudad de Buenos Aires, ¿se vieron manifestaciones docentes por la falta
de 9.000 vacantes y aulas container para las blancas palomitas que dicen amar? ¿Alguna vez hubo una marcha docente solidaria con reclamos
que trasciendan su interés? ¿Y los gremios bonaerenses que no se conforman con idéntico porcentaje a la CABA, en ingresos bajos a 4 puntos
del 35% exigido? Y acaso, ¿no es llamativo que la Secretaria General de CTERA califique como catastrófica la situación de Santiago del Estero?,
en tanto allí hay clases con normalidad y el Paro Nacional tuvo baja convocatoria. ¿Sobre quiénes forman opinión y desde qué lugar la emiten?
La cavilación quebranta. Soy docente aunque percibo otros ingresos. Apoyo al gobierno nacional con menos objeciones que al provincial.
Por un lado evalúo nada óptima la propuesta local ofrecida en montos y condiciones pero, por otro, considero la recuperación del poder
adquisitivo sostenida desde 2006 y acentuada entre 2009 y 11. Por un lado no es nada cómodo pertenecer a la minoría que no adhiere
por años y casi su totalidad con bonos provinciales y nacionales y, por otro, veo docentes angustiados, contados aquellos que considero
compañeros ya que no compartimos luchas ni objetivos. ¿Hasta dónde sostener las convicciones personales y hasta dónde solidarizarme?
¿Hasta dónde pensar que socavando al gobierno atentamos contra el futuro de casi todos/as -hasta de quienes no lo perciben- y hasta
dónde confiar que una solución salomónica predispondrá mejor a la caterva docente intrínsecamente gorila por trasvasamiento de clase?