De la "oficialitis" a la "oposición"

Diarios que eran críticos hacia el Gobierno se reconvirtieron en defensores y viceversa. También hubo matutinos coherentes: desde un inicio apoyaron al oficialismo o fueron sus detractores. Cómo fue virando la agenda temática de la prensa capitalina y el posicionamiento editorial de las empresas periodísticas. Así y todo, hubo tramos para destacar. Aquí, un relevamiento del periodismo porteño en estos ocho años de kirchnerismo en la Casa Rosada.
   

Si fueran partidos políticos, más de un editor general habría renunciado. Si fueran cámaras empresarias, algún directivo daría un paso al costado. Si fueran equipos de fútbol, habrían descendido a la inmediata categoría inferior. Si fueran una compañía de teatro, extrañarían las temporadas con salas repletas. Y saldrían de cartelera.

Pero no son partidos, ni cámaras, ni equipos de fútbol ni compañias de teatro. Son las empresas periodísticas de los principales matutinos porteños. Y aunque tienen mucho de política, cámara, futbol y teatro…nadie va a renunciar.

Los editores o secretarios de redacción en Argentina tienen dos caras: cuando sopla viento a favor son los representantes de la redacción central ante el director o los accionistas. Cuando hay viento en contra, se consideran simples “soldados” de la empresa periodística. Esa ambivalencia, les ha hecho perder el prestigio que se ganaron legítimamente en la primavera de nuestra democracia. Ahora son los dinosaurios que se resisten a la tecnología, a las innovaciones.

Dinosaurios con canas o poco pelo. Pueden hacer oficialismo u oposición. Y cuando se refieren al periodismo atrasan: aún creen en aquello de que son “espejos” de una sociedad; o bien que “representan a la realidad”. Conceptos que en las facultades de periodismo y comunicación no se enseñan más desde hace 15 años. Y que en los pasillos profesionales de las redacciones nunca nadie terminó de creer.

No les alcanza con que cuentan a favor con que el periodismo es el único factor de poder que se autolegitima todos los días. Se pueden equivocar hoy; no importa; mañana tienen la oportunidad de que el error caiga en el olvido mediante un gran acierto periodístico. Pues bien: eso también cambió. Ahora desde la Web, las redes sociales, las audiencias pueden recordarles todo, y hacer que miles o millones de personas lean sus miserias en el mundo. Del mismo modo los gobiernos de turno: difícil que un ciudadano medio no pueda simplemente “googlear” y traer al presentes delitos pasados. Y todo resulta publicable al instante.

En la Argentina, nunca los dos principales matutinos –que más ejemplares venden y mayor capacidad de sostener un agenda mediática tienen- han ensayado una autocrítica de cara a sus lectores. Nunca, así de simple. Pese a que le han pedido renuncias o autocríticas a dirigentes e instituciones de toda la sociedad. Al principio de 2003, el DsD recordó esta incapacidad de las empresas periodísticas. Algo prometió el diario La Nación. Y algún debate breve llegó a la opinión pública, pero originado por expresiones individuales de muy pocos periodistas. Si no formularon autocríticas entonces, no lo harán en estos tiempos “K”, recurso inventado por Clarín en 2003.

Han pasado ocho años. Los historiadores al menos ya saben que no deben hurgar en los archivos periodísticos en busca de estos gestos.

Durante los últimos ochos años, con el kirchnerismo en la administración nacional, las principales empresas periodísticas de nuestro país, atravesaron diversas etapas. Esos períodos coinciden a la vez con el surgimiento y desarrollo del sitio Diario sobre Diarios (DsD). Por dicho motivo, DsD analiza aquí esa relación entre las empresas periodísticas y los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, fundamentando cada observación en trabajos ya publicados, que serán presentados aquí mediante vínculos que facilitan su relectura.

Las etapas son las siguientes.
 
   
 Oficialitis o crédito inicial (2003/ marzo 2004)

El concepto no engloba en forma directa a todos los matutinos porteños – ya que algunos acotaron algunas de esas etapas, otros las prolongaron. Pero es válido para marcar una tendencia, encuadrar las tensiones lógicas que siempre se observan en la relación entre los medios y el gobierno de turno.

La debilidad financiera de los medios de comunicación fue un factor esencial para entender la etapa “oficialista” en la relación de los medios con la flamante administración Kirchner.

Sin embargo, La Nación fue crítico con el kirchnerismo desde antes que el propio Kirchner asumiera. El enfrentamiento del presidente electo con el subdirector José Claudio Escribano signó al diario fundado por Bartolomé Mitre. Pero puertas adentro, los hermanos Saguier y algunos editores pulsearon siempre para que el histórico matutino no politizara la “información” con “opinión”, además de mantener ciertos umbrales de calidad. En este período, La Nación fue un crítico contemplativo.

Hubo otro diario que fue coherente en estos ocho años: Página/12 sostuvo su relación con el kirchnerismo desde el principio, en una amalgama que inicialmente le permitió plantear diferencias al interior de sus ediciones, o editar al menos dos o tres tapas críticas al oficialismo hasta un presente militante.

En agosto de 2003, Diario sobre Diarios (DsD) afirmó que “será el Clarín de la era K”, a propósito de que en marzo había asumido Kirschbaum como editor general del matutino y apenas dos meses después lo hacia Kirchner pero como presidente de la Nación. Dos “K”, un mismo diario al menos hasta marzo de 2004.

El Infobae de Daniel Hadad comenzó a transformarse en “neooficialista” recién en diciembre de 2003, pero en forma muy progresiva, en un marco de plena desconfianza mutua. El crédito inicial alcanzó por entonces también a El Cronista (en ese entonces, en manos del Grupo Recoletos).

Julio Ramos, propietario de Ámbito Financiero, entrevistó a Néstor Kirchner en octubre de 2003. Su diario era crítico. Ramos aseguró al final de esa entrevista que tuvo la impresión de que Kirchner “es de izquierda. Y siempre lo va a ser”. Ramos y Hadad sufrieron en los primeros meses debido a sus antiguas relaciones con el menemismo, flanco predilecto de Kirchner al comienzo de su gestión.

Finalmente fue la revista Noticias, de editorial Perfil, la que publicó al mes de asumido Kirchner que en la sociedad había una “oficialitis”.
  
   
 Del dominio a la pelea por la agenda (abril 2004/ 2006).

La pelea por la agenda mediática comenzó simbólicamente el 25 de marzo de 2004. El DsD interpretó por entonces que se "quebró el crédito inicial" y describió varias etapas, con las tensiones que fueron generando los editores de los diversos matutinos.

Del 25 de marzo hasta el 26 de abril de 2004, la Casa Rosada soportó el quiebre de su hegemonía mediática con una sucesión de series informativas desfavorables: la repercusión negativa del acto frente a la ESMA por el discurso "refundante" de Kirchner, que ignoró todo lo realizado en materia de derechos humanos por Raúl Alfonsín; la crisis energética y la inseguridad con el emergente Juan Carlos Blumberg.

Para complicarse aún más, el Presidente padeció – en este período - una gastroduodenitis y el desmanejo comunicacional de esa emergencia. Por primera vez, tres matutinos (Clarín, La Nación y Ámbito) coincidieron desde sus portadas en criticar en forma uniforme al Gobierno en las temáticas anteriormente mencionadas. La Casa Rosada buscó reaccionar después del 31 de marzo, con varios temas que se encargó de instalar en la agenda: la crisis por la inseguridad como una cuestión únicamente bonaerense; la intervención de Santiago del Estero; la prórroga de la doble indemnización y el precio del GNC.

Como se observa los cuatro temas tuvieron como sujeto al Gobierno nacional que intentó retomar la ofensiva mediática. Pero la movilización por el crimen de Axel Blumberg sorprendió al Poder Ejecutivo y lo puso a la defensiva, sin poder esquivar el reclamo como una materia pendiente de las autoridades nacionales. Eran tiempos en que Hadad cedía la contratapa de su Infobae para llenar formularios de reclamos por más seguridad pública.

A fin de año, DsD apuntó "2004: el año en que el periodismo dio un paso atrás".

En este período (2004/2006) varios hechos sacudieron al periodismo argentino, como una muestra de la transición que se vivía en cada redacción. En 2004 se cumplió un año de la detención de la directora del diario Clarín. La abogada de la familias querellantes le dijo al DsD: "Los diarios entraron en cadena a dar la versión oficial de Clarín, y entonces se fue tergiversando toda la verdad".

Eran otros tiempos, casi ningún periodista escribía sobre el Caso Noble; el que luego sería "el monopolio" aun no existía. La alianza entre el Grupo Clarín y la Casa Rosada se mantenía firme. Entre octubre de 2004 y agosto de 2005, el caso pasó de la primera instancia a la Corte Suprema de Justicia: o sea hubo fallos, decisiones, mucha información. El DsD publicó entonces el "silencio mediático" de todas las empresas periodísticas –incluida Página/12- acerca del Caso Noble.

Los editores construían la imagen del Presidente en base a la publicación de sondeos de opinión con porcentajes siempre muy altos. Eran tiempos en los cuales el célebre semáforo de Clarín de la página 2 nunca viraba al rojo.

El hecho más trascendente para el periodismo sería el Caso Nudler. La denuncia de censura del periodista Julio Nudler de Página/12generó un debate que provocaría la disolución de la Asociación de Periodistas. Su posterior deceso en 2005 conmovió a varios colegas, tal como lo registró DsD. Los pormenores del caso se conocieron a través de Diario sobre Diarios (DsD). Cuando se disolvió la citada asociación, Infobae.com publicó la noticia otorgándole el crédito al DsD. Luego, en pocas líneas, Clarín y La Nación también consignaron el evento.

Las tensiones por la pelea por el dominio de la agenda tenían entre 2005 y 2006 límites muy claros. Las criticas de organizaciones internacionales a la Casa Rosada por la relación con el periodismo; u observancias clásicas como el cuidado por la "libertad de prensa" obtenían pocos espacios en los matutinos argentinos. A punto tal, queDsD resolvió publicar algunos de esos documentos, que nunca podían leerse completos. Aunque hoy parezca increíble, hasta los pronunciamientos de la SIP muchas veces eran ignorados o marginados a espacios menores. Tanto que una de las visitas a la Argentina de la SIP fue en un primer momento ignorada por la totalidad de los matutinos. Un conflicto en el Hospital Garrahan que terminó protagonizado por los delegados del nosocomio y el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, provocó que Clarín respaldara al funcionario nacional, incluso hasta con la firma del propio Ricardo Roa. La construcción de Clarín arrastró incluso a La Nación.

En 2005, editorial Perfil lanzó un "diario" que se distribuiría sólo los domingos. "Perfil" casi de inmediato pasó a constituir el lote de los "críticos" a la Casa Rosada. Su perseverancia y cierta audacia, lograría consagrarlo con varias primicias e influiría por momentos en la agenda de los "tradicionales".

En diciembre de 2005, la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) y la Open Society Institute (OSI), difundieron un informe sobre "Abuso de publicidad oficial y otras restricciones a la libertad de expresión en la Argentina". El trabajo conocido como "Una censura sutil", sólo obtuvo repercusión en La Nación y Perfil.

El balance de DsD de 2005 sostuvo que "La Nación fue el diario que más tensó la agenda en 2005". Aún hoy una lectura de ese artículo muestra como en 2005 los que tensionaban más fuertes eran La Nación, Perfil, Ámbito y El Cronista Comercial. Claro que con matices y no siempre en todos los temas de política nacional, economía o internacionales.

El acompañamiento de Clarín al gobierno de Néstor Kirchner se extendió durante todo el 2006. Varias veces Página/12 lo sorprendió con primicias, sobre cambios o tomas de decisiones oficiales. Eran tiempos en que los editores de Clarín premonitoriamente decían en ámbitos de mucha confianza: "los acompañamos, pero no será nunca en todo, ni será todo el tiempo". Un beneficiario indirecto de esa relación fue el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, que tuvo en Clarín a un aliado hasta su destitución en marzo de 2006.

En el balance de 2006, DsD ratificó que La Nación seguía siendo el matutino que más tensionaba la agenda. Agregó: "Pero Clarín este año se sumó a la pulseada en tres de los once meses transcurridos". También señaló que "Ámbito, El Cronista y Perfil mantuvieron sus posicionamientos críticos".
 
   
bullet Algunos pasajes elogiables

Si bien esta Zona Dura es una observación crítica sobre el periodismo, no hay que pasar por alto momentos registrados como notas, investigaciones o artículos de opinión que por sus propias elaboraciones responden al buen periodismo.
Aquí se señalan unos pocos casos -por limitaciones de espacio- pero fueron seguramente muchas más. Precisamente por ello, DsD pide disculpas anticipadas. 
En 2004, se destacó en Clarín la cobertura de Pablo Biffi en la guerra civil que vivió Haití. En materia de revistas, Noticias, TXT y Veintitrés fueron las primeras en abordar el caso Conarpesa, un tema sensible para la Casa Rosada, que hasta ahí solo se conocía por notas en la web. 
El 10 de marzo, la periodistaPaola Juárez (La Nación) fue quien superó a todos en el nivel de detalles que obtuvo sobre el anunciado acuerdo entre el Gobierno y el FMI. Su fuente fue el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Martín Bidegaray –por entonces en El Cronista- se lució con anticipos y primicias en materia de negocios en el mundo de los medios de comunicación.
Miguel Wiñazki, inauguró la sección “Medios”, una tarea para nada fácil en el diario Clarín. El 7 de junio de 2005,Jorge Fernández Díaz se lució en La Nación con el artículo “Pecados y virtudes del periodismo”.
En 2006, el propietario de la Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, sorprendió a sus lectores haciendo público un conflicto gremial en su propia empresa, en un gesto de transparencia meritorio.
En 2007, Clarín publicó el 15 de abril una nota titulada “Viaje por la ruta 14, un camino interrumpido por las coimas”.La nota la firmó el periodista Javier Drovetto y fue realizada en conjunto con el periodista Rodrigo Cavalheiro del diario “Zero Hora”, de Porto Alegre, Brasil. Poco después fue premiada.
El 16 de julio, la periodista Evangelina Himitian firmó en La Nación publicó “El drama de vivir…y morir junto a las vías”.Himitian “acompañó durante un mes a una de las familias para retratar cómo se vive a un metro de la muerte. Y viajó con ella a Tucumán, su provincia, de la que se había ido para escapar de la pobreza”. La periodista logró que las autoridades socorrieran a la familia.
Además 2007 fue un año muy intenso: en la nota aparte se mencionan investigaciones periodísticas sobre casos de corrupción o irregularidades. En 2008, uno de los mejores trabajos periodísticos fue del entonces corresponsal de La Nación en Estados Unidos, Hugo Alconada Mon, sobre el caso de la valija y el juicio vinculado con Antonini Wilson. 
Ese año, Javier Calvo, en Perfil anunció que Alberto Fernández abandonaría la jefatura de Gabinete y acertó hasta en la fecha en que se concretaría. En 2009, el periodista Andrés Burgodel entonces diario Crítica anticipó la rescisión del contrato por el fútbol de primera división entre la AFA y TSC. 
En 2010, Matías Longoni de Clarín impactó con su investigación de “subsidios truchos” de la Oncca. La saga incluyó también información que golpeó con dureza al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. El mismo año, Omar Lavieri –también en Clarín- siguió de cerca el devenir de las causas judiciales que involucraron al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Y en noviembre anticipó en exclusiva información que luego lograría conformar una serie noticiosa en todos los diarios: la vinculada con los mails de Manuel Vázquez, ex asesor de Jaime. Luciana Geuna en Clarín, y Emilia Delfino en Perfil se destacaron por sus revelaciones alrededor de la denominada “causa de los medicamentos truchos”. 
De igual modo, en Página/12, el tándem que formaron Raúl Kollman e Irina Hauser, brindó revelaciones exclusivas sobre “las escuchas telefónicas” que involucraron a Mauricio Macri. Gustavo Veiga investigó la creación de la UCEP en la ciudad, cuya causa derivó en una imputación al jefe de Gobierno porteño. 
En 2011 también se destacaron columnas de Fernández Díaz en La Nación, algunas de ellas en franca contradicción con la línea editorial del matutino. Carlos Pagni continuó demostrando que es hoy por hoy uno de los analistas más interesantes para seguir. En La Nación también se destacó la serie “Viaje al interior de la política”. Mientras que Página sorprendió en ser el primero en revelar cables de WikiLeaks referidos a nuestro país. Ámbito y El Cronista accedieron a primicias económicas y algunas políticas, en especial sobre los cambios de gabinete.
   
 Descubren “la corrupción” (2007)

El 2007 fue el año en que la mayoría de las empresas periodísticas decidieron editorialmente llevar en tapa supuestos casos de corrupción; denuncias de coimas, influencias. De las seis denuncias periodísticas, las primicias correspondieron a los siguientes medios: dos a Perfil (Skanska y la bolsa de Miceli); una a Ámbito y La Nación (Caso Grecco); una a La Nación (Garré / contrabando de armas); una a Clarín (gestión de Piccolotti) y la restante a la señal Todo Noticias del Grupo Clarín (valija de Antonini Wilson, difundida por el periodista Edgardo Alfano). El caso Skanska, destapado por Perfil, fue en noviembre de 2006.

Antes de 2007, La Nación instaló el caso de la línea Southerns Winds, pero en vez de “corrupción”, la serie fue formateada como “escándalo” o “narcotráfico”. Y también denuncias de “irregularidades” del entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime (Clarín fue el primero en publicar). DsD volvió a registrar “Las últimas noticias del Caso Noble” que la prensa porteña – sean críticos u oficialistas- callaban. En el año de elecciones presidenciales, la estrategia del oficialismo sobre “la apatía electoral” impulsada por Página/12 y Clarín, terminó arrastrando a casi todos los diarios, incluso a La Nación. Poco después, Cristina Fernández de Kirchner se consagraba presidenta de la Nación.

En el cierre de 2007, DsD describía el clima de época en el periodismo de entonces: “Las elecciones presidenciales, el conflicto por Botnia, la crisis energética, los comicios porteños, el caso Skanska, la inflación, las protestas en Santa Cruz, el Indec, la represión en Neuquén (y la muerte del docente Fuentealba) y diversos episodios relacionados con la inseguridad, fueron, en ese orden, los diez temas que más títulos de tapa merecieron durante el 2007, hasta el fin del mandato del presidente Néstor Kirchner”. Como se observa, una agenda cargada de noticias adversas para el oficialismo como no había soportado en los cuatro años anteriores. Una nota del DsD sintetizaba los dichos del presidente saliente y sus acciones al respecto: “Kirchner gobernó cuestionando a la prensa pero terminó alentando la concentración de medios”.
   
   
 Durante la pelea con el “Campo”, la guerra Gobierno/Clarín (2008)

El mes de abril de 2008 abrió una nueva etapa en la relación entre los medios de comunicación y el aún flamante gobierno de Cristina Fernández. En plena protesta agraria, estallo otro conflicto: el definitivo enfrentamiento con el principal multimedios de la Argentina, el Grupo Clarín. La pelea con el “campo” tuvo un primer epílogo el 18 de julio de 2008. Pero la disputa entre el Gobierno y Clarín se extiende hasta nuestros días.

El primer inconveniente que tuvo el periodismo porteño fue tener que mirar más allá de la General Paz, y abordar desde temáticas y términos propios de la actividad agropecuaria, a la cual la mayoría de los profesionales ignoraban.

Fueron 129 días ininterrumpidos con el debate sobre “el campo” en la tapa de los diarios, todo jalonado con cortes de rutas, desabastecimientos, movilizaciones a favor y en contra. Fueron 129 días que dividieron a la sociedad argentina y que encolumnó a la mayoría de las empresas periodísticas: Clarín, La Nación, El Cronista Comercial, Ámbito fueron funcionales a la crítica del sector agropecuario. Sólo Página/12 batalló en soledad esos días.

Y tal como registró el DsD, el Gobierno encontró un aliado en el diario Crítica de Jorge Lanata, cuyo matutino fue equidistante en el conflicto campestre, pero mantuvo la ofensiva contra el Grupo Clarín. Algo similar hizo Perfil: no ocultó las criticas a Clarín. Por primera vez, en muchas décadas el multimedios salía en varios matutinos que les contaban a sus lectores el alcance que tenía y la influencia que ejercía. A fines de 2008, Ámbito comenzaría a abandonar las filas de los “críticos”. El ingreso del empresario Orlando Vignatti, provocaría un giro editorial que se confirmaría un año más tarde.

2008 fue el año de la ruptura con el Grupo Clarín y la inmediata puesta en marcha de dos líneas de trabajo desde Balcarce 50: alentar entre empresarios la formación de medios de comunicación propios y movilizar a sectores sociales que desde hace años reclamaban una nueva ley de radiodifusión. De todos modos el DsD cerró el año al respecto afirmando: “Ley de Radiodifusión: otro amague que al igual que en 2007, quedó en la nada”.
   
   
 Ley de Medios: Clarín bajo emoción violenta (2009)

Si la disputa entre la administración nacional y el sector agropecuario dividió opiniones en la sociedad argentina y encolumnó a las empresas periodísticas a favor y en contra, en 2009 nuevamente se dividirían las aguas. Pero los emblocamientos periodísticos serían diferentes.

En la disputa con el Grupo Clarín, el Gobierno nacional ahora tenía más medios alineados: Página/12, Ámbito Financiero (que cualquier relevamiento demostraría que trató de ignorar la cuestión o al menos no la fogoneó, pero menos aun confrontó con CFK); Crónica (de Héctor Ricardo García, a Forjar y luego al Grupo Olmos); Diario Popular (ahora sólo con los Fascetto al frente) y los nuevos medios gráficos, entre lo cuales el más logrado fue sin dudas Tiempo Argentino. La Casa Rosada pasó de la soledad periodística de 2008 que sostuvo Página/12, a un pequeño ejército mediático que aún cuando en conjunto se les hace difícil pelear la agenda mediática, al menos garantiza espacios. Los diarios tradicionales (Clarín y La Nación) se quejarían por el financiamiento público de esos medios.

Todo fue progresivo e irreversible en 2009. Hasta que en agosto de ese año, la Presidenta anuncia el envío del proyecto de ley al Congreso de la Nación. DsD presentó la férrea e insólita oposición del diario Clarín a la iniciativa oficial en una Zona Dura, “Clarín bajo emoción violenta” que se constituyó en uno de los tres textos más leídos en toda la historia de Diario sobre Diarios. El texto de marras llegó a libros que reprodujeron parágrafos, textos universitarios y numerosos comentarios radiales.

Ocurría que la comunidad periodística nunca había presenciado que editores periodísticos con la experiencia que ya acumulaban por entonces Kirschbaum, Roa, Julio Blanck, Daniel Fernández Canedo pudieran cometer tantos desatinos periodísticos, todos juntos y en tan breve tiempo. Semanas después, DsD también verificó que Clarín “bajó un cambio”. En ese marco de profundo enfrentamiento, se produjo el Caso Pagni. En su balance de 2009, DsD trató se sintetizar un año muy complicado.
   
   
 El año en el cual se consolidó la “partidización” de los diarios (2010)

La judicialización de la pelea entre el Gobierno y el Grupo Clarín, terminó arrastrando también al diario La Nación, que aún cuando no constituye un multimedios y la nueva ley de servicios audiovisuales no lo afecta, no pudo evitar el conflicto por Papel Prensa SA, del cual es el tercer socio (luego de Clarín y el Estado Nación).

En la Casa Rosada nadie diferencia, entre un diario que siempre fue crítico por ser conservador y liberal; y otro que ahora es un ex aliado. No hay matices en la partidización actual. En la construcción diaria era “gobierno” y “oposición”, aunque el 2010 iba a concluir con el fracaso total de consolidar un frente programático que reuniera a las múltiples expresiones partidarias opositoras.

DsD brindó una síntesis anual del “el año en que la guerra pasó a la Justicia y a los títulos de tapa”. Del lado del gobierno, toma impulso “el periodismo militante” como una herramienta supuestamente válida para enfrentar a las “corpos” o al “monopolio”. Periodistas que antes del 2007 nunca escribieron ni opinaron del Caso Noble, se volvieron militantes de una causa, sin siquiera leer el voluminoso expediente.

Del otro lado, todo lo que hiciera o dijera el gobierno nacional era reinstalado como “ataques”, “intervencionismo” o medidas que afectaban la “libertad de prensa” o la “libertad de expresión”. Un festival de agresiones, operaciones, desmesuras, superaron las tensiones propias y normales de la legítima disputa por el dominio de la agenda diaria. A menos de un año de las elecciones presidenciales de 2011, falleció el ex presidente Néstor Kirchner.
   
   
 2011: el año de la derrota de las empresas periodísticas

En abril de 2011, mucho antes de las elecciones primarias, hubo tiempo para un breve pero intenso debate a partir de un artículo de la escritora Beatriz Sarlo que planteó “un cambio cultural”. En las raíces de este debate estaba ya el germen de la contundente victoria que el oficialismo obtendría en las PASO, y luego en las presidenciales de octubre. Vale la pena releerlo. El debate ayudó a comprender que más allá de las discusiones de las elites dirigenciales, algo había cambiado en el extenso entramado de la sociedad.

Pese a que las empresas periodísticas no confiaban en un escenario de ballottage, algunos sondeos como el de la empresa Poliarquía le advirtieron a tiempo que la victoria del oficialismo se acercaría al 50%. En La Nación no hubo sorpresas; en Clarín reinó el desconcierto. Así y todo, CFK no tuvo un tratamiento favorable de parte de las empresas periodísticas más influyentes.

DsD aportó un texto entre las Primarias y las Presidenciales. Simplemente en base a un relevamiento de opiniones recordó que el rol de la prensa es ser crítico pero no opositor. La construcción de “la oposición” como factor monolítico fue un fracaso del cual lo editores deberían reportar, tal como se indica al comienzo de esta Zona Dura. Si bien el vocablo “la oposición” fue desde el comienzo de la democracia ochentista un recurso gráfico para poder titular, y editar en poco espacio, el uso que se hizo en los últimos años pretendió influenciar en ese espacio político como si los empresarios periodísticos pudieran marcarle la política de alianzas o rupturas a dicha dirigencia.

Empiezan otros cuatro años más de CFK en la Presidencia. El periodismo debe aprender a ser crítico sin ser opositor. Se puede volver del fracaso, fallido de la vida que atraviesa todas las actividades. Pero algunos deberían renunciar. Al menos por vergüenza propia. Sean representantes de las redacciones centrales o “soldados” de una causa empresarial.
   
   

2 comentarios:

Unknown dijo...

Aliverti siempre ha incluido a los medios periodísticos en la lista de los que nunca, jamás, hacen autocrítica, y no parece que eso vaya a cambiar.
En realidad la división de aguas que ocurrió y el vaciamiento de ideas y proyectos alternativos por parte de partidos como la UCR (que ha tenido más años de decadencia que de gloria) dejó un vacío que llenaron empresas que entre otras cosas poseen medios de comunicación.Ellas asumieron el rol de opositores y saltaron a la arena de manera desembozada. Pero no son partidos políticos, y por ende más allá de alguna lavada de cara no renuncian ni piden disculpas. La forma en que actuaron luego de las bravatas de Cameron demuestra que no van a cambiar su estrategia.

Adán De Ucea Queralt dijo...

De acuerdo, Iris. La intención de DsD supongo que fue realizar un racconto de relaciones y coyunturas, más que una expresión de deseos que, de hecho, tienen chances episódicas de cumplirse, cuando no, nulas.

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