Durante estos últimos días, diversos sucesos tuvieron alto impacto
ciudadano, entre los que podemos enumerar: La niña violada en Entre Ríos y el burócrata statu quo que -junto
a la presión corporativa ejercida sobre la familia- provocó que se retirara la
solicitud del legalmente establecido aborto terapéutico. La persistencia de
turbiedades y prórrogas en el caso Freydoz-Soria en Río Negro. La implicación
de nuevos actores en la violación y el asesinato de las jóvenes francesas en
Salta que, sin embargo por gozar de presunto poder, no fueron debidamente investigados.
La campaña supuestamente ambientalista impulsada hacia La Rioja, a todo o nada con la
absolutista consigna “El Famatina no se toca”. La sequía y la
tergiversación de datos y eventuales efectos catastróficos en el núcleo sojero
nacional. Las descabelladas palabras del Primer Ministro británico acusando a
la Argentina de colonialismo por la posición de soberanía sobre las Islas
Malvinas, en procura de distraer a los ingleses respecto a la profunda crisis
que atraviesan. La incómoda y desafortunada tira cómica de Gustavo Sala en el “Página|12” del jueves pasado.
Sobreabundaron otras temáticas en las conversaciones de la calle y la
red, pero es mejor desestimarlas. Es decir, desde todo punto de vista, resulta
patético que en nuestro país -no obstante los muertos y los 18 turistas
argentinos sobrevivientes- se haya hablado más del “Costa Concordia” y su ¡vada
a bordo, cazzo!, que de los festivales en Jesús María o Cosquín. Vaffanculo… Estamos idiosincrásicamente colonizados, a pesar
de lo que manifieste Cameron que no es Díaz. La vieja Intelligentzia -que
atinada y crudamente describía don Arturo Jaurteche- permanece casi intacta, no
obstante la presentación de sucesos aislados que puedan motivar la formal
celebración de “triunfos culturales”.
En definitiva, todas cuestiones -en mayor o menor grado- polémicas,
que generaron posturas sin matices y con leve metabolización, debido a que a la
mayoría de la gente le urgen otras preocupaciones cotidianas y estos
acontecimientos hacen detonar a las subyacentes -a veces, importantes- sin demasiada elaboración. También decía don Arturo: “Como no hay que
confundir gordura con hinchazón, tampoco hay que confundirla con empacho, que viene
de leer mucho sin digerir”
No van a enumerarse todos los sucesos que hicieron perder rating a la lluvia de alertas por la no tan seca sequía y a los affaires de Mariotto cepillando a Scioli que esmerila a Moyano mientras lo desbasta Randazzo, tales el debate por SOPA o PIPA y Sony vs. Anonymous o el pibe violado a cachiporra en una Seccional de la Policía del Chubut. Menos aún, van a describirse las distintas posiciones tomadas por la gente. No obstante, lo curioso es que ya sean cuestiones legales, ambientalistas, éticas, de buen gusto, geológicas, sociopolíticas, de opinión, climatológicas, o las que fueran, siempre resulta propicio observar desde donde se enuncian. Y mejor todavía, a modo de autorrevisión, es prestar atención con quiénes se concuerda.
Reformulando: Si desde acá se coincidiera con Mariano Grondona o con
las editoriales de “Clarín”, no se tomarían las conclusiones del mismo modo que
si el vínculo fuese con Pepe Eliaschev o “El País” de España… ¡Uy, se escapó!
Disculpen los propiamente secantes y tangentemente transversales al modelo
nacional que, refiriéndose a algunas de estas cuestiones, hayan opinado lo
mismo que unos u otros que cada vez son más otros que unos…
Con ello, puede inferirse la presencia de doble concatenación.
Una, que a partir de la metralla mediática, ciertos medios
manipuladores de comunicación van marcando agenda
a detractores opuestos al
gobierno y a adherentes funcionales, por lo que vale considerarse el poder de
impacto:
Y dos, como la agenda comunicacional no sólo protege intereses sino
que además cumple plazos, los medios intentan cubrir el compromiso asignado a
como dé lugar. Generalmente, con posturas atiborradas de contradicciones e
incertezas, muchas veces aviesamente simuladas y orladas a lo barroco: cuando
faltan argumentos, buenas son las categóricas adjetivaciones, y, cuando no hay
definiciones tomadas, vale improvisar versátiles eufemismos. Basta recorrer
páginas impresas y en la web o los podcasts de audio y vídeo para advertirlo.
Ya que estamos de recorrida y para no ir tan lejos, ¿de qué se tratan
los clips de “El Famatina no se toca”?
Además de sostener -alevosa, subrepticia o incautamente- aquella
zoncera argentina del granero -y el frigorífico- del mundo, la canzoneta carece de datos sobre uso de agua y sustancias tóxicas en agricultura y minería, de
cantidades relativas aplicadas y sus correspondientes rangos nocivos para la
salud y el ambiente, de imágenes de áreas explotadas por la minería que exhiban
la destrucción de la toponimia que oralmente denuncian y sin diagnósticos
médicos y análisis clínicos que fundamenten la campaña a todo o nada planteada.
Es realmente tristísimo y casi angustiante escuchar -entre líneas del pegajoso pentagrama- a la movida artística de ¿Coti y Corbata? cantar: “Buenos Aires, ¡escucha a tus hermanos! Alza tu mano…” como la ecología metropolitana erigida en Mesías de las atrasadas poblaciones del País Profundo quienes, como no tienen la mejor calidad del voto, precisan la orientación civilizadora de las capitales de la burocracia, la mercantilización y los servicios.
Como decimos en el barrio: ahora resulta que artistas y cagatintas pretenden enseñar a manejar la cuchara al albañil.
¡Qué loco!... ¿A quién se comieron?...
Todos ingenieros en minería, todos biólogos, todos médicos, todos
geólogos, todos oncólogos, todos topógrafos, todos… Todos sarasa, bah. Sarasa
talib.
Otras veces, el
media cuchara intenta aleccionar al dibujante sobre el estilo de su humor, tal
el caso de la desafortunada tira cómica “Bife angosto” y “Una aventura de David Gueto” de Gustavo Sala en el “Página|12” del
jueves 19:
De hecho no fue casual que la hayan levantado del sitio web apenas
empezada a girar la pelota crítica, cómo tampoco resultó fortuita e
improcedente la justificación del historietista y el medio. Ahora, a pesar de
las opiniones a favor y en contra dadas por judíos, agnósticos, cristianos y
demás, hay que convenir que fue una barrabasada inútil, una provocación estéril,
o, acaso, ¿estimuló debates sobre el holocausto o, aunque sea, respecto a la
técnica y al target de Guetta?...
Digan lo que digan, cuando hay que salir a dar explicaciones dando
argumentos como pedido de disculpas, es porque algo fracasó. Del mismo modo que
fue fallida la contratapa del asco de Fito Páez por “La mitad” en julio. Efectividad
conducente, que le dicen, claro que en ello tienen más pericia los albañiles
que los cagatintas. Estos, a lo sumo, pueden ser duchos en evaluación de daños,
pero no en preverlos y evitarlos.
Así también y aunque puedan considerarse válidos, sobraron intentos de
justificaciones atendiendo al perfil del “Página|12” como si la sociedad
argentina tuviese juicio formado al respecto o le importara siquiera analizar
correspondencias entre el todo y el episodio.
Hay que bajar al llano. Ínfimos sectores comunitarios tienen intenciones
y herramientas para evaluar contextos. La inmensa mayoría actúa por reflejo
nervioso ante emergentes estancos acordes a la estimulación que le brindan sus
canales de comunicación. Y si de canales se habla, tal lo indicado previamente,
“Clarín” triplica el tiraje de “Página|12” y, junto a “La Nación” con los
periódicos de las principales capitales de Provincia e incontables satélites
diarios o semanarios nacionales como “Perfil” y otros con líneas editoriales
comunes en muchos aspectos, hay que estimar una relación de fuerzas de 10 a 1.
A propósito, una víctima del holocausto propuso a la DAIA que
atendiera el antisemitismo y no el arte. ¿Qué talco?
Acabo de advertir que Eva Row de Row, si bien no dedicó demasiados
tweets a la niña violada en Entre Ríos ni al pibe ultrajado en Chubut ni a las
novedades sobre las francesas asesinadas en Salta y absolutamente ninguno sobre
minería y sequía, su Time Line sirve para resumir algunos de los
acontecimientos de mayor impacto en la ciudadanía
y en los medios.
Asombrosa fue la reacción de gente supuestamente “léida y vívida” ante las iniciativas subcontinentales de diálogo por la soberanía de las Islas
Malvinas, parangonando a David Cameron con quién vaya a saber qué reflejo de Galtieri
y, asimismo, comparando a quienes apoyamos las tratativas diplomáticas
-impulsadas hasta por los EEUU- con los exaltados manifestantes del ’82 y
acusándonos de chauvinistas. Semejante aberración confirma la lectura fallida y
no puerilmente coincidente con el discurso “bobbie” que endilga a la Junta Militar la responsabilidad de iniciar la
Guerra del Atlántico Sur. Reduccionismo y coloniaje al palo, practicados por
informadores y presuntos formadores de opinión vernáculos, ya sea en
multimedios como desde lugares y herramientas alternativas.
Ahora resulta que el etílico Comando de Galtieri fue heroico y buscó
el enfrentamiento militar… Resulta que no fue la Gran Bretaña de la Dama de
Hierro (o de Fibra de Carbono para los fans de “Greenpeace”) quien provocó el
intento de recuperación del archipiélago que solamente los mal paridos pueden
dudar que nos pertenece histórica y geográficamente… Ahora resulta que lo hecho
hace treinta años por las Fuerzas Armadas y los conscriptos fue una invasión… Y
hasta resulta que no importaba el paso de los 150 años de la cobarde entrega de
José María Pinedo sin disparar un solo tiro ante la llegada de la corbeta
inglesa comandada por John James Onslow.
¿Distinto a la mayoría? A ver, ¿qué piensa la mayoría según Row de Row?
Ah… ¿y la mayoría anda pidiendo guerra y provocando al nuevo
principito estrella? Creíamos que éramos un pueblo consciente de la promoción
de diálogos diplomáticos con respaldo internacional. Tal vez seamos unos ilusos
y el diagnóstico preciso del criterio social sea otro.
Para los miembros de cierta casta con ínfulas intelectuales
autosatisfechos con la distancia partidaria que los sugestiona librepensantes,
muchas conductas populares son tildadas de salvajes y demasiadas aspiraciones
nacionales, de chauvinistas. Eternos moderados que jamás derramarían sangre,
tampoco ideales que pudiesen moverlos de la aséptica y civilizada burbuja.
Revolucionarios de perorata habitualmente funcionales a lo que oralmente
fustigan. Como decimos en el barrio: ahora resulta que los que no conocen el
barro pretenden enseñar a amasar ladrillos.
De la invitación a leer al Rabino Dani Goldman, nada que agregar.
Es muy confortable pensar que los católicos somos un mix de Grassi y Von
Wernich sin partículas de De Nevares, Angelelli, Mugica, Ponce de León, Hesayne,
Novak… en tanto, algunos judíos pueden filtrar a discreción:
Con idéntica metodología que la usada para meter a cualquier creyente
católico en el ortodoxo pack
del Vaticano y del Opus Dei, se atribuyen
la desafiliación librepensante al judaísmo y a la DAIA, por caso:
De modo análogo a quienes endilgan a que los peronistas nos hagamos
cargo de López Rega o Me#em,
seguramente sin “banalizar al PJ”, pero también
usan su vara para selección y descarte de progresistas a piacere:
La opereta pasa por ese eje. Antiperonismo al palo que lleva a
obstruir la base genuinamente peronista de Néstor
y Cristina Kirchner.
Antiperonismo en su máxima expresión aunque la corrección política formal pueda
intentar moderarlo:
Es decir, para Row de Row, Scioli no supera el test del
kirchnerómetro. Ni Capitanich, Gioja, Alperovich, Urribarri, Beder,
ni los que aportan votos y fuerte apoyo popular. Mucho menos Insfrán o
Urtubey. ¿Tal vez sí Zamora o Closs? ¿O solamente Cristina y algún progre aliado supera
el test? De todos modos, ha de ser complicado confiar en el juicio propio luego
de haber apoyado a De la Rúa y trabajado para Carrió…
Se hizo largo y pasamos por alto la fiesta vivida anoche con el
Boca-River en Resistencia, Chaco. En todo caso, recomiendo la descripción
atinada y poética de Víctor Hugo Morales. Sabe de qué habla.
Ya que fuimos al deporte, convengamos que Artemio López estuvo jocoso cuando,
en TN, le dijo al globalizador desglobalizado: “Iglesias, ¡volvé al vóley!”. Aunque
sería inadecuado decir: “Row de Row volvé a la óptica, Carrasco al bar, Levinas al ARI, Tinelli
al ‘Fútbol para Pocos’, Tognetti al ‘Grupo A’, Petinatto a ‘Sumo’, Rial a cortar
la manzana,…” Sería inapropiado y fútilmente destructivo. Además, Tinelli no
era tan malo como soporte de Mauro Viale en los partidos codificados de los sábados.
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