Anécdota del aula para el quincho

  
   El tweet de juanperon1 ofició como disparador de recuerdos de una situación que viví hace un par de meses con una maestra, la cual preferiría que no estuviese formando pibes. Al menos, no a los que más amo y deseo que tengan lo mejor posible. Pero bueno: todos tenemos derecho a trabajar y todos, de elegir a los prestadores; ¿Todos?
   Acaso, demasiado a menudo, ¿no escuchamos comentarios como el que ironizó Alejandro? Y, generalmente, ¿no los emiten sujetos bastante indeseables que juegan al teléfono cortado? Zas! ¿Así se llamaba el entretenimiento de mi niñez que consistía en repetir lo escuchado, agregarle palabras y volver a decírselo al siguiente jugador? Maldito Alzheimer!
   Y maldito pensamiento disperso! En definitiva, la anécdota es la siguiente.

   A la Seño María Elena, la conocía de vista desde un par de años atrás. Algunas veces habíamos conversado, aunque por cortesía ya que nunca recibí estímulos ni me despertó el menor interés charlar. Repensándolo, es posible que haya conversado por carácter militante, intentando escudriñar la manera en que alguien con un levísimo trasvasamiento sociocultural se apega ilusoriamente a apoyar tendencias y modelos que jamás le beneficiarían.
   Y voy a resumir lo que alcancé a saber de la maestra, arriesgando a caer en chismes de quincho, ya que es ineludible para contextualizar. Entre otras cosas, supe que trabaja un rato por la mañana y en el turno tarde; que es madre soltera de dos pibes con padres que no aportan a su alimentación ni crianza; que es la típica minita salida del barro esforzada por olvidarlo y con loables ínfulas de superación pero que se agotan en la mera expresión de deseos y apropiación de posturas; que integra movimientos religiosos (la Pastoral Social de juventud, creo) y es catequista en la parroquia del barrio; que ama a los dobles estándares y que, por ello mismo, se contradice recurrentemente; que dice ser sobrina del cabecilla político de un pequeño pueblito de la línea del oeste provincial y que, como su mentado tío, ella también convierte convicciones a conveniencia: ambos peronistas Modelo 2007/8, repatentados tras años de cambio de matrícula (los 16 años que el PJ no gobernó la Provincia)…
   La Seño María Elena hasta esa suerte tiene. El cariñoso apócope no la compromete a decir si es señora, señorita o qué. Y si bien es una cuestión normalmente irrelevante, no lo es en el ámbito en que se mueve la maestra. De todos modos, indica una alentadora señal de aggiornamento de la Iglesia.

   Una mañana, distintos miembros de la convocada comunidad escolar, desayunábamos evaluando posibles acciones a implementarse para aportar al mantenimiento del establecimiento, ya sea con trabajo voluntario o recaudando fondos. El viejo dilema de capital y trabajo. Una premisa era que de los alumnos y sus familias no se podía esperar más que algún aporte de tareas en los eventos que se organizan para generar recursos, puesto que provenían de hogares con necesidades insatisfechas y aportaban poco dinero a la Cooperadora.
   Fue precisamente en esa circunstancia, cuando María Elena dijo a boca de jarro y en el tono de la Norita de Betiana Blum en "Esperando la carroza": “Así es fácil. Yo también puedo esperar que me resuelvan todo. Hasta a veces pienso que me convendría dejar de trabajar y recibir un Plan Descansar y esas nuevas Asignaciones por Hijo. Sumaría como $700 rascándome… Y de tener cinco críos -y mejor aun con uno discapacitado-, agarraría hasta $1400 mensuales y $360 depositados, y con los planes: agarraría como dos lucas, agarraría…” Y siguió elucubrando cifras hasta percibir el desconcierto de la mayoría, mientras que unos pocos asentían tímidamente. Sí. Algunos coincidieron con el ¿análisis?
   Al recuperarme del repugnado asombro, expresé que no podía creer que estuviese escuchando tamaño despropósito, justamente en una Escuela Confesional donde se presupone que el personal practica un carisma de misericordia y de formación en valores. Entonces, le dije: “Simplemente, cumplí tu palabra y trocá tu situación con cualquiera de esas madres si -total- tu función en las aulas la puede cumplir cualquiera…” Ya sé que estuve algo agresivo y un tanto cáustico, pero, a veces no logro desaprovechar las chances de agitar un poco el árbol para observar la reacción de los simios haciendo malabares prendidos de las ramas.
   Como, no obstante mi comentario, la cuestionada maestra quedó pasmada como paneando el salón en busca de apoyo, agregué: “Vos desde hace dos años que te decís peronista pero te expresás como lo más reaccionario que conozco; vos sos catequista y coordinás grupos juveniles pero de cristiana demostrás tener demasiado poco; vos ni siquiera tenés el criterio para evaluar que muchos de tus alumnos no vendrían a estudiar si no tuviesen su AUH; mucho menos sentido tenés para advertir que despreciás a muchas de sus familias y que a esa actitud los pibes la perciben; y, mucho peor, ni siquiera tomás conciencia de que, dadas tus aptitudes, de no ser por la suerte que tuviste al ser recibida por esta Congregación -sin calificar por Junta ni concursar cargos-, tal vez serías una de las mujeres solas con hijos que tanto repudiás.”

   No se pudrió todo -se resolvieron acciones beneficiosas que se llevaron adelante- ni dejé de colaborar con la escuelita del barrio. Debo decirlo. Tampoco dejé de ser católico. También debo decirlo. No es una novedad que la Iglesia tiene su Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y su Opus Dei, sus De Nevares y sus Grassis, sus Mugicas y sus Von Wernichs…
 

0 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Este blog también hace equilibrio en la fisura